tag:blogger.com,1999:blog-14306535690434672172023-11-15T14:41:36.984+01:00NRED2 Y DESENRED2 N REDNred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comBlogger971125tag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-47456128292941226262011-12-13T22:34:00.002+01:002011-12-13T22:34:35.484+01:00LA ISLA DEL TESORO, PARTE PRIMERA, cap.6. Los papeles del capitán
Capítulo 6
Los papeles del capitán
Cabalgamos sin descanso hasta que llegamos a la puerta del doctor Livesey. La fachada de la casa estaba a oscuras.
El señor Dance me indicó que desmontase y llamara, y Dogger me cedió su estribo para hacerlo. Una criada nos abrió
la puerta.
—¿Está el doctor Livesey? —pregunté.
Me respondió que el doctor había estado durante toda la tarde, pero que en aquel Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-31366895109778418732011-12-13T22:33:00.002+01:002011-12-13T22:33:46.970+01:00LA ISLA DEL TESORO, PARTE PRIMERA, cap.5. La muerte del ciego
Capítulo 5
La muerte del ciego
La curiosidad fue más fuerte que mis temores y abandoné mi escondrijo; me arrastré hasta la cima del talud, y desde
allí, ocultándome tras un matorral de retama, pude observar a todo lo largo de la carretera hasta la puerta de nuestra
casa. No tuve que aguardar mucho, pues de inmediato empezaron a llegar mis enemigos, al menos siete u ocho; corrían
hacia la casa y Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-41270493157714553322011-12-13T22:32:00.003+01:002011-12-13T22:32:48.911+01:00LA ISLA DEL TESORO, PARTE PRIMERA, cap.4. El cofre
Capítulo 4
El cofre
No perdí ya entonces más tiempo en decirle a mi madre todo lo que sabía y que sin duda hubiera debido poner mucho
antes en su conocimiento. Inmediatamente nos dimos cuenta de lo difícil y peligroso de nuestra situación. Parte del dinero
que aquel hombre pudiera esconder —si es que algo guardaba— nos pertenecía con toda justicia, pero no era probable
que los compañeros de Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-92116025455049953812011-12-13T22:32:00.000+01:002011-12-13T22:32:07.830+01:00LA ISLA DEL TESORO, PARTE PRIMERA, cap.3. La Marca Negra
Capítulo 3
La Marca Negra
Hacia el mediodía me acerqué a la habitación del capitán, llevándole un refresco y medicinas. Se encontraba casi en
el mismo estado en que lo habíamos dejado, aunque trató de incorporarse, pero su debilidad fue más grande que sus
deseos.
Jim —me dijo—, tú eres la única persona en quien puedo confiar aquí; y bien sabes que siempre me porté bien contigo.
Ni un mes he Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-65005115983658194702011-12-13T22:31:00.000+01:002011-12-13T22:31:06.750+01:00LA ISLA DEL TESORO, PARTE PRIMERA, cap.2. La aparición de «Perronegro»
Capítulo 2
La aparición che «Perronegro»
Poco después de los sucesos que acabo de narrar tuvo lugar el primero de los misterioros acontecimientos que acabaron
por librarnos del capitán, aunque no, como ya verá el lector, de sus intri gas. Fue aquel invierno un invierno en que
la tierra permaneció cubierta por las heladas y azotada por los más furiosos vendavales. Nos dábamos cuenta de que mi
Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-6224162274582181152011-12-13T22:29:00.000+01:002011-12-13T22:29:40.622+01:00LA ISLA DEL TESORO, PARTE PRIMERA, cap.1. y el viejo marino llegó a la posada del "Almirante Benbow"
Capítulo 1. PARTE PRIMERA, EL VIEJO PIRATA
Y el viejo marino llegó a la posada del «Almirante Benbow»
El squire Trelawney, el doctor Livesey y algunos otros caballeros me han indicado que ponga por escrito todo lo referente a la Isla del Tesoro, sin omitir detalle, aunque sin mencionar la posi ción de la isla, ya que todavía en ella quedan riquezas enterradas; y por ello tomoNred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-2705627036853487172011-03-20T11:07:00.000+01:002011-03-20T11:07:09.584+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo IXCapítulo noveno: Los progresos del señor Cavalcanti hijo
Entretanto, el señor Cavalcanti padre, había partido para volver a su servicio, mas no al ejército de su majestad el emperador de Austria, sino a su pueblo de Luca, de donde era uno de los más asiduos
cortesanos.
No olvidemos decir que había llevado consigo hasta el último franco de la suma que le fue entregada para su viaje, y en Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-90660331445714786742011-03-20T10:25:00.000+01:002011-03-20T10:25:04.100+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo VIIICapítulo octavo: Las actas del club
El señor Noirtier esperaba vestido de negro, instalado en un sillón.
Cuando hubieron entrado las tres personas a las que deseaba ver, miró a la puerta, que al punto cerró su criado.
-Cuidado -dijo Villefort en voz baja a Valentina, que no podía disimular su alegría-, cuidado, pues si el señor Noirtier quiere comunicaros algo que impida vuestro casamiento, Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-18538732636900579022011-03-20T10:24:00.002+01:002011-03-20T10:24:29.620+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo VIICapítulo séptimo: La promesa
Era Morrel, en efecto, que, desde la víspera, no vivía ya; con ese instinto particular de los amantes y de las madres, había adivinado que, a consecuencia de la vuelta de la señora de Saint-Merán y de la muerte
del marqués, iba a ocurrir algo en casa de Villefort que afectaría a su amor.
Como se verá, sus presentimientos se habían realizado, y ya no era una Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-61411815021631310832011-03-20T10:23:00.002+01:002011-03-20T10:23:41.680+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo VICapítulo sexto: El baile
El verano había llegado a su punto más caluroso cuando llegó el sábado designado para el baile del señor de Morcef.
Eran las diez de la noche: los corpulentos árboles del jardín de la casa del conde se destacaban vivamente sobre un cielo en que se deslizaban, mostrando un inmenso manto azul sembrado de estrellas
doradas de oro, los últimos vapores de una tempestad Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-3564731518211295212011-03-20T10:22:00.004+01:002011-03-20T10:22:57.414+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo VCapítulo quinto: El gabinete del procurador del rey
Dejemos al banquero que se dirija apresuradamente a su casa, y sigamos a la señora Danglars en su paseo matutino.
Ya hemos dicho que a las doce y media la señora Danglars pidió sus caballos y salió en su carruaje.
Dirigióse al barrio de Saint-Germain, tomó por la calle Mazarino e hizo parar junto al Puente Nuevo.
Bajó y atravesó el Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-87369115719340580332011-03-20T10:22:00.002+01:002011-03-20T10:22:24.914+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo IVCapítulo cuarto: Los fantasmas
Examinada por fuera y a simple vista la casa de Auteuil, nada tenía de espléndida, nada de lo que se
debía esperar de una morada destinada al conde de Montecristo; pero esta sencillez dependía de la voluntad
de su dueño, que había mandado no variasen el exterior; mas apenas se abría la puerta, presentaba
qn espectáculo diferente.
El señor Bertuccio estuvo muyNred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-73750263455824816882011-03-20T10:20:00.004+01:002011-03-20T10:20:59.070+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo IIICapítulo tercero: El telégrafo y el jardín
Al volver a su casa el señor y la señora de Villefort supieron que el señor conde de Montecristo había
ido a hacerles una visita, y les aguardaba en el salón. La señora de Villefort, demasiado conmovida para entrar de repente, pasó a su tocador, mientras que el procurador del rey, más seguro de sí mismo, se
dirigió inmediatamente al salón.
Por Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-90551612948207058432011-03-20T10:20:00.001+01:002011-03-20T10:20:13.181+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo IICapítulo segundo: La Pradera cercada
Permítanos el lector que le conduzcamos a la pradera próxima a la casa del señor de Villefort, y detrás
de la valla rodeada de castaños, encontraremos algunas personas conocidas.
Maximiliano había llegado esta vez el primero. También esta vez fue él quien se asomaba a las rendijas
de las tablas, quien acechaba en lo profundo del jardín una sombra entreNred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-44440942577815503312011-03-20T10:19:00.002+01:002011-03-20T10:19:17.132+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO cuarta parte, capitulo ICUARTA PARTE EL MAYOR CAVALCANTI
Capítulo primero: El alza y la baja
Transcurridos unos días, después del encuentro referido en el capítulo anterior, Alberto de Morcef fue a
hacer una visita al conde de Montecristo, a su casa de los Campos Elíseos, que había adquirido ya el
aspecto de palacio que acostumbraba a dar el conde de Montecristo aun a sus moradas más provisionales.
Iba a Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-27855452014632494482011-03-20T10:17:00.004+01:002011-03-20T10:17:56.790+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo XCapítulo diez: Roberto el diablo
El pretexto de ir a la ópera fue tanto más oportuno cuanto que aquella noche había gran función en la
Academia Real de Música. Levasseur, después de una larga indisposición, se presentó en el papel de
Beltrán, y como de costumbre la obra del maestro a la moda atrajo al teatro la sociedad más brillante de
París. Morcef, como la mayor parte de los jóvenes ricosNred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-9675302031248306522011-03-20T10:17:00.002+01:002011-03-20T10:17:28.067+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo IXCapítulo noveno: Píramo y Tisbe
Cerca del barrio de Saint-Honoré, detrás de una hermosa casa notable entre las de este suntuoso barrio,
se extiende un vasto jardín, cuyos espesos castaños rebasan con mucho las grandes tapias, y dejan caer
cuando llega la primavera sus flores sobre dos enormes jarrones de mármol colocados paralelamente
sobre dos pilastras cuadrangulares, en que encaja una Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-20542144461746970962011-03-20T10:11:00.001+01:002011-03-20T10:11:20.636+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo VIIICapítulo octavo: Haydée
El lector recordará seguramente cuáles eran las nuevas, o más bien, las antiguas amistades del conde de
Montecristo, que vivían en la calle Meslay: Maximiliano Morrel, Julia y Manuel.
La expectativa de esta visita, de los breves momentos felices que iba a pasar, de este resplandor de
paraíso que penetraba en el infierno en que voluntariamente había entrado, había Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-27466805366917111482011-03-20T10:10:00.003+01:002011-03-20T10:10:47.288+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo VIICapítulo séptimo: Ideología
Si el conde de Montecristo hubiese vivido más tiempo en el mundo parisiense habría apreciado la visita
que le hacía el señor de Villefort.
Considerado por todos como un hombre hábil, como suele considerarse a las personas que no han
sufrido ningún descalabro político; aborrecido de muchos, pero protegido con ardor por algunos, sin ser
por eso mejor querido de Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-74496626709634403482011-03-20T10:10:00.001+01:002011-03-20T10:10:22.174+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo VICapítulo sexto: La lluvia de sangre
Cuando el platero entró en la casa, echó una mirada interrogadora a su alrededor, pero nada parecía
inspirarle sospechas.
Caderousse tenía el oro y los billetes entre sus manos. La Carconte se mostraba risueña con su huésped,
lo más amable que podía.
-¡Ah!, ¡ah! -dijo el platero-, parece que temíais no haber contado bien, ¿estabais repasando vuestro
Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-43037136549896139802011-03-20T10:09:00.002+01:002011-03-20T10:09:36.730+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo VCapítulo quinto: La vendetta
-¿Por dónde quiere el señor conde que empiece a contar los sucesos? -preguntó Bertuccio.
-Por donde queráis -dijo Montecristo-, pues no sé absolutamente nada de todo ello.
-Sin embargo, yo creía que el abate Busoni había contado a vuestra excelencia
-Sí, algunos detalles, sin duda, pero han pasado siete a ocho añosy lo he olvidado todo.
-Entonces puedo, sin Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-30886621590835808392011-03-20T10:08:00.000+01:002011-03-20T10:08:25.964+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo IVCapítulo cuarto: La casa de Auteuil
Al bajar la escalera, Montecristo había observado que Bertuccio se había persignado a la manera de los
corsos, es decir, cortando el aire en forma de cruz con el pulgar, y que al tomar asiento en el carruaje
había murmurado una breve oración. Cualquier otro que fuera un hombre curioso hubiese tenido
compasión de la singular repugnancia manifestada por el Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-42931012322714884272011-03-20T10:07:00.000+01:002011-03-20T10:07:46.537+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo IIICapítulo tercero: El señor Bertuccio
Entretanto, el conde había llegado a su casa. Seis minutos había tardado en ello, suficientes para que
fuese visto de más de veinte jóvenes que, conociendo el precio del tiro de caballos que ellos no habían
podido comprar, habían puesto sus cabalgaduras al galope para poder ver al opulento señor que usaba
caballos de diez mil francos cada uno.
La casa Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-53014695371134666342011-03-19T20:25:00.000+01:002011-03-19T20:26:11.376+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo IICapítulo segundo: La presentación Cuando Alberto se encontró a solas y frente a frente con MonteCristo, le dijo: -Señor conde, permitidme que empiece mi nuevo oficio de cicerone haciéndoos una descripción de una habitación del joven acostumbrado a los palacios de Italia; esto os servirá para saber en cuántos pies cuadrados puede vivir un joven que no pasa de ser de los más mal alojados. A medidaNred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1430653569043467217.post-8173382160832658012011-03-19T20:23:00.001+01:002011-03-19T20:25:15.796+01:00EL CONDE DE MONTECRISTO tercera parte, capitulo ITERCERA PARTE EXTRAÑAS COINCIDENCIAS Capítulo primero: El almuerzo -¿Qué clase de personas esperáis? -repuso Beauchamp. -Un hidalgo y un diplomático -repuso Alberto. -Pues entonces esperaremos dos horas cortas al hidalgo y dos horas largas al diplomático. Volveré a los postres. Guardadme fresas, café y cigarros, comeré una tortilla en la Cámara. -No hagáis eso, Beauchamp, pues aunque el hidalgo Nred2http://www.blogger.com/profile/01403077808827420289noreply@blogger.com