MI ASCENSOR Haiku

El ascensor de mi anterior domicilio era pequeñito y estrecho. Tardaba una eternidad en abrir sus puertas.

En los larguísimos instantes que duraba el estar ahí quieto, de pie, daba para pensar en asesinos, ladrones, vecinos de distinta calaña, y gentes de mal vivir que podrían estar aguardando en su interior para atacarte.

Pero las puertas finalmente se abrían.

No había nunca NADA. Era decepcionante.